El olivar madrileño florece: Arranca una etapa crucial de la campaña

El clima es muy importante en este momento para el olivar madrileño, de cara al cuajado del fruto

El olivar madrileño ha comenzado su floración y con ella arranca un nuevo ciclo lleno de promesas.

La floración del olivo marca el inicio de la campaña en la Comunidad de Madrid, bajo la mirada atenta del campo y de quienes lo cuidan.

Este proceso, que ha comenzado ya de forma escalonada, anuncia la llegada de un nuevo ciclo agrícola lleno de expectativas para los agricultores, cooperativas y almazaras que forman parte de la Denominación de Origen Aceite de Madrid.

Desde el sur de la región hasta las laderas más altas, el paisaje se llena de pequeñas flores blancas que poco a poco van cubriendo las ramas de variedades tan emblemáticas como la Manzanilla Cacereña, la Manzanilla Castellana o la Cornicabra.

Cada una con su ritmo, adaptándose al clima y al terreno, los olivos muestran ahora su fragilidad y su fuerza, en un momento clave que determinará la calidad y cantidad de la próxima cosecha.

UN CULTIVO QUE ES CULTURA Y ARRAIGO

En Madrid, el cultivo del olivo no es solo una actividad agrícola: es cultura, es paisaje, es arraigo.

Bajo la Denominación de Origen Aceite de Madrid, se protege no solo un producto de alta calidad, sino una forma de vida, la del olivar tradicional, en muchos casos de secano, cultivado con técnicas sostenibles, respetuosas con el medio y con una clara vocación de permanencia en el territorio.

La floración no solo representa belleza. Es también una fase crítica. De la cantidad y calidad de flores que cuajen dependerá el número de frutos por árbol. A su vez, el clima —especialmente las lluvias de primavera, el viento y las temperaturas— jugará un papel decisivo en esta etapa.

CAMPAÑA 2025-2026

A día de hoy, los primeros indicios permiten prever una campaña de buena calidad, gracias a unas condiciones climáticas relativamente estables y a una floración generosa.

Sin embargo, la producción final dependerá de cómo evolucione el tiempo en los próximos meses.

La pluviometría durante la primavera ha sido moderada, lo que favorece el desarrollo del olivo sin riesgos de enfermedades.

Si las temperaturas del verano no son extremas y se mantiene un equilibrio hídrico, se augura una campaña positiva en cuanto a rendimiento graso y calidad del fruto, aunque la producción en kilos podría estar ligeramente por debajo de años récord, debido a la vecería (alternancia de cosechas alta y baja) típica del cultivo del olivo.

Una vez más, comienza el viaje que convertirá una flor en aceite, y un esfuerzo colectivo en orgullo para todo un territorio.

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